sábado, 1 de abril de 2017

TRANSICIÓN DEL ABSOLUTISMO AL LIBERALISMO

TRANSICIÓN DEL ABSOLUTISMO AL LIBERALISMO


La Ilustración y su influencia en la Nueva España

La Ilustración, fue un movimiento del siglo XVIII, en el se veía a la razón como instrumento para mejorar la vida humana. Se expreso en un enorme avance  de las ciencias y la filosofía. Se admitía que el individuo debía gozar de mayor libertad, se rechazó a la autoridad tradicional  y el ateísmo de muchos pensadores  provocó enfrentamientos con los gobiernos absolutistas la Iglesia.

A diferencia de otros movimientos sociales, la ilustración fue un movimiento cultural protagonizado por los intelectuales  que lograron conquistar las mentes de personajes de la Burguesía y la clase media principalmente. Sin embargo,  para que  sus ideas tuvieran fuerza y fueran tomadas en cuenta se necesitaba un impulso reformista, cosa que solo una fuerte burguesía podía proporcionar. Por tal motivo, vieron en los Déspotas ilustrados una oportunidad y se acercaron a los ministros ilustrados de las monarquías borbónicas de Francia y España.

Algunas de las exigencias de los ilustrados hacían referencia al régimen político, los exponentes de la Ilustración  exigían que las leyes fueran discutidas  y aprobadas por cuerpos colegiados (parlamentos) electos por ciudadanos varones con cierto nivel económico.  Este planteamiento atacaba al poder absoluto de los reyes y excluía a la masa popular pobre de la toma de decisiones. Este movimiento se dio principalmente en Francia  pero planteaba  ideas ya usadas en Inglaterra a partir de las revoluciones de 1640 y 1688. En la Nueva España su repercusión fue notoria con la difusión de las ciencias aplicadas como la medicina, geografía, matemáticas, las industrias, la farmacia, etc. no solo se  llegó a hablar de una  “ilustración criolla”, si no también de la reforma a los planes de estudio de las universidades hispanoamericanas, el fomento a la educación, y finalmente el establecimiento de una serie de academias como la de Bellas Artes y la   Academia de la Lengua así como centros culturales, institutos y colegios especializados.
Algunos observadores metropolitanos ya se habían dado cuenta  de estos procesos  y se había generado un debate sobre  si convenía aplicar  en América las mismas reformas que se planteaban para España. En contra de la aplicación de las reformas se encontraban  los partidarios del reformismo peninsular y a favor de la aplicación,  los modernizadores radicales e ilustrados.

Fases y características de las reformas borbónicas

En Europa se había fortalecido el Despotismo Ilustrado, forma de gobierno que mezclaba  ideas del absolutismo y de la ilustración, siendo los reyes Borbones  a  partir de Felipe V y sus hijos Fernando VI y Carlos III (1700 - 1788), quienes introdujeron a España esta forma de pensamiento.

Con influencia de esta nueva ideología, los Borbones comenzaron a realizar una seria de cambios importantes en lo político, económico y social. A estas medidas tomadas por los reyes, principalmente por Carlos III serian llamadas “Reformas Borbónicas”.

La política del reformismo borbónico deja entrever elementos que tienden a eliminar los privilegios excesivos, fomentar la enseñanza escolar  y de repartir tierras comunales. La connotación de dichas reformas, se trasladaría también a la Nueva España, pero incluyendo otros aspectos como la política que pretendía convertir al indio en vasallo útil para el Estado  e integrarlo social y culturalmente. La abolición de la encomienda y la descentralización local del poder fueron dos de los hechos que marcaron con mayor fuerza esta etapa.

Carlos III envió a José de Gálvez a la Nueva España en 1769, hombre muy eficiente  con la pretensión de acabar  con la desorganización  y corrupción existentes para reforzar el dominio Español y extraer mas recursos de las colonias.  
En 1786, se crearon doce intendencias en la Nueva España. Guanajuato, México, Guadalajara, Yucatán, Oaxaca, Durango, San Luis Potosí, Michoacán, Zacatecas, Puebla, Veracruz y Sonora.  Con esta distribución territorial, se restaba  fuerza al virrey  y a la Audiencia. Se dotaban al intendente de amplios poderes en los ramos de justicia, guerra, hacienda y policía. Ello significaba  que la autoridad local o de distrito ya no se ocuparía  de los correspondientes asuntos, ya que se abolió el puesto de alcalde mayor y corregidor   permitiendo así un dominio mas  efectivo por la corona española.

También se descentralizo el cobro de impuestos, se crearon  varios consulados de comercio en la colonia, se  aplicó una política de apertura parcial  y se estableció el monopolio del tabaco en manos del gobierno. Por otra parte, la corona mandó a Juan de Villalba con la misión de crear un ejército como institución. Cabe mencionar que los dos enviados: Gálvez y Villalba, tuvieron conflictos con el virrey, marqués de Cruillas. Se tuvo que nombrar a un nuevo virrey, Carlos Francisco de Croix que apoyó a Villalba en sus tareas administrativas y militares. Al principio el ejército fue una institución desprestigiada que con el tiempo fue ganando adeptos gracias a que se fueron dando una serie de privilegios. Los fueros exentaban a los militares del pago de impuestos. En caso de que algún militar tuviera un problema jurídico podía llevar su caso de una corte civil a una corte militar donde lo ayudarían a resolver su problema.

Algunos historiadores mencionan que la creación de un ejército en la Nueva España se realizó por el miedo que existía de una posible incursión de los ingleses en las colonias españolas de América. Los preparativos militares resultaron una carga para la economía de la Nueva España.

Pietschmann, menciona que es posible dividir la etapa de las reformas en tres fases: La primera con Carlos III hasta 1776 y se caracteriza por la administración de las rentas enajenadas, establecimiento de monopolios fiscales ampliando el aparato burocrático, establecimiento de la milicia, la expulsión de los jesuitas. En general, en esta fase se trató de fortalecer el control real y aumentar la centralización administrativa en la península.
En la segunda fase significó un golpe contra los poderes establecidos, se da un giro en la filosofía de gobierno que había predominado durante todo el siglo anterior ya que coincide con la llegada de José de Gálvez en 1765, quien promueve un reformismo al que  se le  podría llamar “radical” ya que en ellas se restan facultades a los Virreyes, se inicia una política a favor de las clases bajas  y se lucha contra los privilegios  eclesiásticos y gremiales. Se introduce el comercio libre, se crean las intendencias y en general,  predomina la tendencia de descentralizar  y se inclina hacia la liberación política y económica.

La tercera fase comienza en 1787 después de la muerte de Gálvez. Los virreyes que en su mayoría estaban en contra de la descentralización que les restaba poder, se confrontaron con los oficiales ilustrados partidarios de Gálvez y de la política de reformas.  Revillagigedo, quien en un dictamen se había expresado a favor de las intendencias, subrayo que los intendentes tenían que subordinarse  inmediatamente y ser solo agentes de la política de los virreyes. Con posturas como esta, la metrópoli, que además estaba alarmada por los acontecimientos franceses, se vio obligada a revocar muchas de las medidas descentralizadoras.

Crisis que generó la aplicación de las reformas borbónicas  a partir del reinado de Carlos III.

Además de provocar la confrontación entre los virreyes y funcionarios partidarios de Gálvez, las reformas traían implícitas muchas acciones que perjudicaban a los Criollos y al clero. La abolición de las encomiendas fue un golpe durísimo a lo criollos quienes consideraban tener un derecho de conquista legítimo sobre las tierras y los indígenas sometidos. Debido a los abusos cometidos en contra de los nativos, hubo voces que planteaban la libertad individual de movimiento  y evitar la sobreexplotación. Los virreyes allegados a Gálvez, promovieron lo que podría llamarse una política a favor de la integración social y cultural de los indígenas, además del intento de establecer el principio de igualdad de los hombres ante las leyes.

Con la creación de las intendencias, los reyes Borbones tenían como objetivo terminar con los fraudes fiscales y optimizar el proceso de recaudación de los tributos. Para tal fin, nombraron funcionarios de su más absoluta confianza y les pagaron salarios elevados para que no sucumbieran ante la corrupción reinante en las colonias. Este aparato burocrático generaba un exceso de gastos ante la escasez de dinero, al mismo tiempo que los nombramientos privilegiaron a los españoles sobre los criollos al excluir a estos de los cargos públicos de mayor jerarquía.

La expulsión de los Jesuitas en 1767 significo el choque con la Iglesia e incluso con el Papa. La expulsión de debía principalmente a que habían adquirido un gran poder y dominio en algunas regiones, además de que estos no aceptaban la imposición del poder del rey sobre la Iglesia. Con las nuevas disposiciones, el fuero eclesiástico fue abolido y los intendentes aplicaron sus amplias facultades para impartir justicia, aun por encima de la autoridad de los obispos.

Tanto en España como en la Nueva España, se genero el descontento de algunos sectores sociales. Los Criollos en América se sentían relegados a los puestos públicos de menor rango, lo que a la larga desencadenaría movimientos autonomistas. Los intendentes en la Nueva España se enfrentaban a los grandes comerciantes y tenían conflictos con toda la maquinaria virreinal, incluso el intendente de Puebla llegó a sugerir al Ministerio en Madrid la abolición del Virreinato por que se corría el peligro de que esta “cabeza monstruosa” pudiera un día independizarse.

Influencia de la Revolución Francesa  en el desarrollo del Liberalismo Español y novohispano y su reflejo en las  revoluciones de España y las de la América española.

En 1789, toda Europa estaba convulsionada por la Revolución Francesa, durante la cual, el pueblo francés había abolido el gobierno de los reyes y liquidado los privilegios de la nobleza.  Cuando parecía que se había establecido un régimen republicano, Napoleón Bonaparte se apoderó del gobierno de Francia y sometió a casi toda Europa a su dominio. Para Napoleón, el gran adversario a vencer era Gran Bretaña, por lo que decreto un bloqueo continental  que prohibía comerciar con este país. El bloqueo se rompió a través de Portugal, aliado de Inglaterra. Con la finalidad de imponer obediencia a Portugal, obtuvo permiso de pasar por España sin atacarla para invadir aquel país, pero una vez dentro, decidió incorporar España a sus dominios. En marzo de 1808, el  rey Carlos IV cedió la corona a su hijo Fernando VII, príncipe de Asturias.   

A principios de mayo, buscando resolver sus problemas, Carlos y Fernando salieron de España para encontrarse con Napoleón en Bayona. Ambos abdicaron en su favor, y este a su vez, cedió la corona a su hermano José Napoleón. “El escenario para la revolución y el surgimiento del liberalismo como movimiento político estaba dado”

Se consideraba que las autoridades españolas habían sido incapaces de defender los derechos y la soberanía de su territorio y el 2 de mayo de 1808 se desato una rebelión popular en Madrid. Un grupo de artilleros e infantes españoles del parque de Monteleón, desobedeció las órdenes de la junta de gobierno española y se unió a la batalla. Aunque la insurrección fue reprimida brutalmente por los franceses, contribuyó al inicio de la guerra de independencia española que buscaba liberarse del dominio francés y  devolver el trono a Fernando VII  para establecer una monarquía constitucional de tipo liberal.

Influenciados por la Ilustración y la Revolución Francesa, los jóvenes diputados de las cortes de Cádiz, entraron en la escena política como revolucionarios. Sus discursos espantaban no solo a los conservadores, si no también a los moderados. Pronto fueron llamados Liberales mientras que sus adversarios fueron nombrados serviles. Bajo la presión de los liberales, en dos meses, la corte dio el fallo a favor de la libertad de prensa. En diciembre de 1810, fue nombrada una comisión dirigida por dos liberales para redactar la primera constitución moderna de la nación española. Año y medio más tarde se aprobaría el documento conocido como la constitución de Cádiz.

Mientras la península estaba bajo el dominio francés, también  las colonias americanas serían afectadas. En un principio se dio el apoyo de los novohispanos para que regresara al poder el rey Fernando VII, y se expulsara a los franceses de España. Pensaban que al establecer juntas de gobierno aumentaría su participación y serían incluidos en la toma de decisiones. Sin embargo la opinión en América estaba dividida, muchos inconformes con las reformas borbónicas vieron la oportunidad de tener un gobierno propio e independizarse totalmente de España.

En el ayuntamiento de la Ciudad de México, Francisco Azcarate,  y Francisco Primo de Verdad plantearon que los novohispanos  asumieran provisionalmente el gobierno, incluso El virrey  José de Iturrigaray  se mostraba a favor.  En respuesta, Gabriel de Yermo organizó un grupo armado, apresó al virrey, los dirigentes del Ayuntamiento fueron muertos en prisión  y se nombro a Pedro de Garibay como nuevo virrey.

Parecía que todo estaba controlado por los peninsulares, pero en el bajío, Querétaro y Morelia, comenzó a surgir una nueva conspiración, cuyo  proyecto no iba más allá del  de la Ciudad de México.

La Constitución de Cádiz y la transformación de la sociedad monárquica absoluta a una monarquía constitucional liberal.

Al mismo tiempo que se daba el movimiento insurgente en America,  un nuevo orden político se establecía en España, la promulgación de la constitución de Cádiz en 1812, reconocía que la soberanía residía esencialmente en la nación y que esta era la única con derecho a establecer sus leyes fundamentales. Entre los decretos trascendentales destacaban los correspondientes a la soberanía nacional, a la libertad de imprenta, así como el de la igualdad de representación de derecho entre los españoles americanos y peninsulares.

La constitución de Cádiz, conocida como “La Pepa”, ya que nació  el día de San José, no solo era un documento netamente para los españoles, si no que la participación de los diputados provenientes de las colonias americanas, la hizo extensiva a sus dominios.
El articulo primero refleja la importancia de America en el conjunto de la monarquía “La Nación Española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”.
El articulo segundo, dejaba fuera al absolutismo, “La nación española […] no puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona”.
Y la manifestación del liberalismo se da en el artículo cuarto. “La nación esta obligada a conservar y proteger las leyes sabias y justas de la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos  de todos los individuos que la componen” 

Esta carta  magna  abolía las instituciones señoriales, la inquisición, el tributo indígena,  determinaba el control del estado sobre la iglesia y planteaba la división de poderes.  En septiembre de 1812 se conoció la constitución de Cádiz en la nueva España y de inmediato las autoridades se dispusieron a acatarla.

La desaparición de la figura del virrey, la libertad de prensa y el federalismo eran novedades importantes, pero la más trascendente era el reconocimiento de que la soberanía radicaba no en el monarca sino en la nación, compuesta por los ciudadanos de todos los dominios españoles. Por tal motivo, eran los habitantes quienes debían elegir a las autoridades principales, donde tenían derecho a votar  los varones mayores de edad con un “modo de vida honesto”, a excepción de los descendientes de africanos, frailes, presos y sirvientes domésticos.

El 29 de noviembre de 1812 se establecieron las mesas de votación en las parroquias capitalinas, el número de votantes fue enorme e inesperado, dando como resultado el triunfo a veinticinco americanos que simpatizaban con a insurgencia y entre los partidarios del gobierno no había uno solo, de modo que se suspendió en proceso en la ciudad de México y de algunas poblaciones cercanas.
La libertad de prensa, permitió una crítica abierta al sistema colonial y también suspendieron esa actividad. Las autoridades ya no sabían como controlar la situación y para su fortuna en 1814 en rey desconoció la constitución y reestableció el absolutismo.
Los insurgentes tuvieron que utilizar formas distintas de manifestarse como una de ellas formando sociedades secretas que constituyeron verdaderas organizaciones políticas, lo que muestra, entre otras muchas cosas, que ya se perfilaba una nueva cultura política. Fue muy difícil para los novo hispanos organizar tanto conspiraciones como sociedades secretas que casi siempre eran descubiertas como la de los Guadalupes, organizada alrededor de un pequeño núcleo de capitalinos entre ellos varios indígenas que apoyaron a los insurgentes de diversas formas, una de ellas enviando dinero, armas, hombres e información que fueron de gran utilidad para algunos insurgentes como López Rayón, Morelos y Mariano Matamoros.

La Constitución de Cádiz diseño un estado profundamente centralizado, consideraba que la soberanía era indivisible y que todo el poder debía estar concentrado en el rey, pero como eran tan grandes los dominios de España  se debería establecer en cada provincia una diputación integrada por representada por representantes electos, con esto no se tenia previsto fomentar el federalismo pero con las diputaciones provinciales se condujo a esta forma de gobierno, o al menos en México.

Fernando VII había aceptado la constitución liberal de Cádiz, mientras estuvieron las juntas de gobierno, pero en 1814 la había derogado para establecer el absolutismo, no fue hasta 1820 cuando el rey de España fue obligado a jurar de nuevo la constitución, y hasta  1824 se daría reconocimiento a la joven nación independiente, la que promulgaría su propia constitución heredando algunas disposiciones de esta ultima por lo que México surgió con una forma federal.



Bibliografía

- Semo, Enrique. De la Ilustración al Liberalismo, México, Historia Cultural.net
- Pietschmann, Horst. Las Reformas Borbónicas y el Sistema de Intendencias en Nueva España.  Fondo de Cultura Económica, 1996
- Coord. Gisela Von Wobeser, Historia de México. De la Torre Ernesto, El virreinato de la Nueva España del siglo XVIII.
- Peggy K. Liss. México en el Siglo XVIII. Colmex.mx
- Juan Brom, Esbozo de Historia de México, México D.F.  Grijalbo, 1998
- Coord. Gisela Von Wobeser. Virginia Guedea, La independencia (1818-1821). Historia de México FCE
- Almarza, Ángel Rafael. Hispanoamérica ante la constitución de Cádiz
- Ávila Rueda, Alfredo. La constitución de Cádiz y la Independencia de México.
- Cruzado Campos, Carlos. Los diputados de la Nueva España.

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