domingo, 2 de abril de 2017

IGLESIA Y LUCHAS ARMADAS: La defensa de los privilegios


La Iglesia mexicana es una institución que tiene sus orígenes en una sangrienta invasión realizada a inicios del siglo XVI conocida como La Conquista.  En este penoso proceso se exterminio al 90% de la población indígena y se esclavizó el resto. De aquí que la alianza entre la Corona Española y la Iglesia se convirtiera en algo muy poderoso. Sus funcionarios contaban con fuero eclesiástico, es decir, podían cometer delitos sin ser castigados por la ley civil, sino que en los tribunales canónicos se castigaba con simples penitencias que consistían en rezos, ayunos o castigos menores. Algunas de las cosas que se encargaba la iglesia eran: Cobro del diezmo (obligatorio), tramitaban los matrimonios, testamentos, bautizos, defunciones, entierros y muchos otros que obligaban a la ciudadanía a asumirse católicos desde el nacimiento hasta la muerte.  

Por otro lado, la formación del Estado mexicano ha sido un proceso socio histórico en el cual se han hecho presentes una infinidad de conflictos, desde sociales, económicos, políticos y armados. En apariencia los conflictos armados más conocidos son los de la independencia y la revolución, sin embargo existen luchas armadas promovidas y financiadas por la iglesia. La participación de la sociedad en dichos conflictos es cuestionable, ya que las muertes, saqueos, violaciones, daños económicos a la nación y la polarización de la comunidad surgen en el proceso. El problema de todo ello se encuentra en que la sociedad peleaba muchas veces por una causa ajena, pensando que luchaban por libertad de creencias, lo hacían por los privilegios de unos cuantos.

Durante más de trescientos años no se había cuestionado realmente la participación de la  Iglesia en cuanto a su intervención en asuntos públicos y poder se refiere. Iglesia y Estado regían la vida social de la Nueva España. Sin embargo al primer intento en que el Estado quiso adjudicarse ciertos poderes de la Iglesia o quitar algunos de sus privilegios, el clero se organizó para apoyar levantamientos armados, financiarlos e incitar a sus fieles para tomar las armas. Así, desde el intento de la primera reforma en 1834, las leyes de reforma de Juárez y Lerdo en 1857, la constitución de 1917 y la guerra cristera en 1926, la Iglesia ha participado activamente en los conflictos.

Por lo anterior,  considero que la participación de la iglesia en los levantamientos armados estuvo relacionada con la defensa de sus privilegios tanto económicos como políticos y no con la defensa de las libertades de culto.   Para respaldar  esta opinión, haré  un recuento de los conflictos armados mas importantes en los que se ha involucrado la Iglesia, analizaré algunos textos que hacen referencia a ello y argumentare con base en los acontecimientos mencionados por algunos especialistas en el tema. La finalidad no es hacer una simple crítica en contra los privilegios del clero,  sino un llamado a la sociedad en general para que antes de participar en una lucha armada, se analicen las causas de la misma y se tome parte activa en el proceso de laicidad del Estado Mexicano que aun no ha concluido.

El origen de los privilegios eclesiásticos en México.

Durante el periodo conocido como La Colonia la sociedad estuvo marcada por la relación inseparable de Estado –Iglesia. Predominaba aun la idea absolutista  donde se defendía el  derecho divino de los reyes, se establecía que éstos tenían el dominio temporal de sus reinos, su poder  no emanaba del pueblo, sino directamente de Dios. De esta manera, la jerarquía eclesiástica legitimaba su poder  y lo compartía con los virreyes de la Nueva España.

Con base en esta mutua dependencia, el clero gozaba de fuero, con el cual se protegían sus miembros de ser juzgados en instancias civiles por cualquier delito cometido. Cuando en 1795 se intentó cambiar la ley para incluir delitos cometidos por clérigos  en las penalizaciones civiles, comenzó la primer defensa por parte de la Iglesia. Las reformas propuestas por los Borbones  hacían algunos cambios en el Nuevo Código de Leyes de Indias que anteriormente daban completa inmunidad a los clérigos en materia de delitos menores. Los cambios en la ley 12 títulos IX suprimía el fuero en los delitos enormes y atroces y en los de sedición, alboroto y perturbaciones a la paz pública. La ley 13 título XII suprimía el fuero a los delitos de lesa majestad “motines, levantamientos y actos semejantes”  (Morales, Francisco. 1975)

La defensa del clero  parecía no tener argumentos basados en  el poder espiritual, sino más bien en el temporal. El Abad Quiepo sostenía que la constitución monárquica de España establecía la división estamental: “nobleza, clero y pueblo deben su existencia  a la corona, por lo tanto eran esenciales para la sociedad”. Si el clero o la nobleza perdían el fuero caían en la categoría de pueblo por lo que equivaldría a destruir uno de los estamentos indispensables para la subsistencia de la monarquía. Esto se aleja de un alegato teológico y lo aterriza en la existencia civil del clero, por lo que a partir de ahí surgieron muchos problemas en la relación Iglesia – Estado.

La Iglesia en las luchas armadas

La independencia de la Nueva España a principios del siglo XIX sería un factor importante para la relación entre ambas instituciones; por un lado, surgieron grupos de sacerdotes y clérigos que apoyaban la insurgencia, tal es el caso de Hidalgo y Morelos, pero también había un gran número que se opuso a ella por medio de las armas.

El número de funcionarios del clero ascendía a unos 7, 345 de los cuales había un aproximado de 400 del lado de los insurgentes y un número incuantificable en contra. Unos tomaban las armas, otros ejercían sus influencias desde los templos para incitar a la población a participar en pro o en contra del movimiento.  (Francisco Morales. 1975).

La cuestión que el clero se jugaba en la lucha ya sea a favor o en contra de la independencia era de tipo político, así que la iglesia decidió participar activamente en la lucha armada en contra de la libertad de independencia utilizando los argumentos de algunos eclesiásticos que hacían una mezcla entre política y moral, tal es el caso del padre  Baldearían cuando exhortaba a los agustinos y al pueblo  a unirse en contra de la lucha por la independencia:

El hombre no tiene derecho a ella (la independencia) por que no es  compatible con el orden de potestades establecido por Dios… Esta independencia no puede existir sino en el cerebro desorganizado de algunos hombres corrompidos que tratan de engañar al pueblo con sueños lisonjeros, para soltar ellos la rienda de sus pasiones y vivir inmunemente en medio de los crímenes (Francisco Morales. 1975).

La llegada de Iturbide al poder y la consumación de la independencia vendría a calmar los ánimos del clero incluyendo a la religión católica como obligatoria para la nueva nación en las tres garantías ya que el Plan de Iguala firmado el 27 de septiembre de 1821 que  proclamaba: religión, unión y libertad. A pesar de ello, aquí comenzaba un nuevo proceso en el cual concernía a los pobladores de la nueva nación establecer la estructura para el desarrollo independiente. Una de esas estructuras afectaba nuevamente los privilegios de los eclesiásticos: el control sobre el patronato. La desaprobación de la santa sede a la independencia tuvo que ver con el hecho de que los independentistas trataban de controlar la administración del patronato que anteriormente controlaba la corona española por designación del papa.

Junto con esta idea del patronato, México heredó de la Colonia la tendencia reformista que en ocasiones tocaba a la Iglesia, por ejemplo disponiendo del oro y plata que poseía para que la corona española  lo ocupara  en el financiamiento de la guerra contra Francia,  la expulsión de los jesuitas, y las borbónicas en lo referente al fuero eclesiástico, entre otras. De esta manera, se comenzó a tocar el tema de la reforma  dentro de la política mexicana para la renovación del país. Algunos miembros de la comisión del senado mencionaron que había muchas leyes eclesiásticas que no tenían relación alguna con los actos de fe y por lo tanto podían ser tocadas por el Estado, ya que la Iglesia estaba dentro del Estado y no el Estado dentro de la iglesia. (Francisco Morales. 1975).

Comenzaba la otra polémica entre Estado e iglesia que finalmente desembocaría en un completo desacuerdo con la vicepresidencia de Valentín Gómez Farías (1833 – 1834) quien promulgó varios decretos reformistas a saber: supresión de la obligación civil de pagar diezmo (decreto presidencial, 27 de octubre de 1833), supresión de la venta de bienes raíces de manos muertas   hasta que el congreso decidiera el estado jurídico del asunto (ley del congreso, 24 de diciembre de 1833), y resolución  de que el patronato residía en la nación y por lo mismo, los obispos debían llenar las vacantes eclesiásticas de acuerdo  a las disposiciones del gobierno civil 8decreto del congreso, 17 de diciembre de 1833) (Morales, Francisco. 1975) Sin duda esta última fue la más radical de todas, desatando un levantamiento promovido por la Iglesia, como nos dice Patricia Galeana.

De esta forma se intentaba someter a la Iglesia convirtiéndola en un órgano del Estado. Al tiempo que quisieron sustituir al ejercito pretoriano por guardias cívicas, las corporaciones eclesiásticas y militar se unieron para levantarse en armas al grito de “¡Religión y Fueros!” por lo que el intento reformista fracasó. (2010).

Los argumentos de la iglesia se volvieron nuevamente dogmáticos  resaltando  su origen divino y afirmando que su poder proviene de Cristo, quien a través de sus apóstoles ordenó legislar todos los asuntos de la institución. El obispo de puebla Antonio Pérez Martínez decía que:  “Sin excepción alguna, los apóstoles transfirieron ese poder a sus sucesores los obispo, quienes sin interrupción han ejercido en los innumerables concilios”. (Morales, Francisco. 1975) De esta forma, se regresaba a buscar legitimidad en el absolutismo. Así la posición Iglesia – Estado se hacen totalmente divergentes en México.

El proceso de separación Estado – Iglesia había iniciado formalmente, pero sería años más tarde cuando  una tercera generación de liberales buscaría establecerla en la ley. Este proceso comenzó en 1855 con leyes moderadas, la primera de ellas fue la ley de administración de justicia  conocida como ley Juárez, la cual buscaba establecer la igualdad jurídica de los mexicanos. En ella se suprimió el fuero eclesiástico y militar. La ley  Lerdo  el 25 de junio de 1856 que establecía la prohibición de que cualquier corporación civil o eclesiástica tuviera capacidad jurídica para adquirir en propiedad o administrar por si bienes raíces, tampoco podría tener su usufructo exceptuando algunos edificios destinados a servicios de la institución (conventos, colegios, palacios episcopales, hospitales y hospicios). El 11 de abril de 1857, la ley Iglesias por autoría de José María iglesias castigaba el abuso de cobrar a los pobres por derechos referentes al bautismo, amonestaciones, casamientos y entierros. (Maribel García. s/f).

Estas fueron las bases que hacen referencia al clero en la promulgada constitución de 1857, y como podemos observar en ninguno de dichos artículos se toca  o se cuestiona la presencia moral o religiosa de la iglesia, sino solo los privilegios del clero. No obstante, fue condenada por el papa Pío IX. En el mismo año, el Obispo de Puebla, Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, financió el levantamiento armado de Antonio Haro y Tamaris contra el gobierno. A demás amenazó con excomulgar  a quien jurara la constitución, provocando con ello que se nacionalizaran los bienes del obispado de Puebla. (Patricia Galeana, 2010).

Con la promulgación de la constitución se estaba dando de hecho la separación Estado – iglesia, puesto que facultó al Estado para legislar en materia de culto, se dio paso para dejar atrás la intolerancia religiosa, dejar implícita la libertad de cultos y con ello las bases para el proceso del laicismo en México para buscar, por un lado, que la sociedad tuviera el derecho de creer, no la obligación. Y por el otro, que los eclesiásticos que violaran la ley fueran castigados por cometer delitos, no pecados. Al respecto nos  dice Savater:

La sociedad laica tiene acogida las creencias religiosas en cuanto a derecho de quienes la asumen, pero no como deber que pueda imponerse a nadie… Las religiones pueden decretar para orientar a sus creyentes qué conductas son pecados, pero no están facultadas para establecer qué debe o no ser considerado legalmente delito. (Fernando Savater, 2004)

Esta búsqueda de laicizar a la sociedad derivó en más conflictos que a su vez desataron la guerra civil por lo que el gobierno y la legislación emitieron un manifiesto en el que se explicó a la sociedad que “la Iglesia había promovido la guerra y que para indemnizar a la república se habían nacionalizado los bienes de ésta” (Galeana, patricia 2010).

El 17 de diciembre del 57, los conservadores aliados con la Iglesia proclamaron el “Plan de Tacubaya” que era un verdadero golpe de Estado, se encarceló a Juárez, se exilió al presidente Comonfort y se proclamando presidente a Félix Zuloaga, quien canceló la constitución y restableció los fueros  eclesiásticos, militares y anularon la desamortización de “bienes de manos muertas”. Una vez liberado Benito Juárez, se proclamó presidente y nombro usurpador a Zuloaga, así se desarrolló la guerra de reforma o de los tres años que terminó en 1860 con el triunfo liberal apoyado por los Estados unidos, en contra de los conservadores a los que apoyaba Francia.

Sin pasar por alto la historia de Maximiliano y la reconciliación de Porfirio Díaz con la Iglesia, temas en los que no nos detendremos, Llegamos a la revolución mexicana. En este periodo Porfirio Díaz había caído después de  treinta años en el poder, tras el levantamiento armado maderista. El 9 de febrero de 1913 comenzó lo que conocemos como Decena Trágica, donde se hizo apresó a madero  y a Pino Suárez. El Católico Pedro Lascurain Paredes llevo la renuncia de estos personajes a la prisión  y apuntando a sus cabezas los obligaron a firmar. El 22 de febrero fueron asesinados.

Los maderistas no pudieron sostener el movimiento, ahora sin sus líderes y en contra del usurpador Huerta que se había unido con la Iglesia.  Comenzó así una lucha sangrienta con la muerte de muchos maderistas y algunos otros que fueron apresados como José Vasconcelos y Miguel Alessio Robles. El apoyo de la iglesia al golpista Huerta era claro:

El 17 de abril de 1913, el Imparcial publicó en primera plana: El clero de México ayudara al gobierno con una suma de veinte millones de pesos. Estas y otras ayudas al gobierno espurio, no solo financieras sino espirituales…El 17 de abril, el Arzobispo de México declaro que “todos los sacerdotes son patriotas, y con mucho gusto contribuirán en lo personal”. Era la confesión de la boda de la Iglesia con Victoriano Huerta. Una vez que Huerta usurpaba el poder, El arzobispo le escribía solicitando la restitución de los apoyos bridados: ¿Podría el Gobierno hacernos el gran bien de darnos un capital que produjera todo lo necesario para conservar lo que tenemos? Bastaría un millón de pesos. (Canudas Enrique, UNAM).

La unión Iglesia-Huerta llegó a la cúspide con la instauración de una nueva dictadura, sin embargo era el comienzo de una nueva guerra. Nuevos levantamientos pusieron a Carranza en el poder. Pero fue si no Álvaro Obregón quien diría que la Iglesia sostenía a Huerta y por lo tanto le hacía la guerra a Carranza. En el sur, Alvarado había logrado consolidar el partido Socialista y declaraba que México necesitaba menos curas y más maestros, más escuelas y menos Iglesias. La guerra entre la Iglesia y los constitucionalistas subía de tono, se realizaron saqueos en las iglesias, se expulso a muchos sacerdotes y se realizaban actos fuera de control en contra de monjas y clérigos.  

En la constitución de 1917 se reafirmaba lo que ya se había escrito en la de 1857 en cuanto a la separación se la iglesia – Estado respecto a los asuntos públicos, solo que esta vez, los constitucionalistas afirmaban que estaban dispuestos a todo con tal de hacer que el clero se sometiera a las leyes. El Demócrata, que era un diario constitucionalista fundado por Madero en 1904  aclaraba lo siguiente:

El constitucionalismo no ataca ni atacará la religión católica, ni a ninguna otra, pero si ha combatido y combatirá contra la intromisión del clero en los asuntos políticos de la nación, haciendo un breve balance histórico: Los príncipes de la Iglesia han sido funestos para la nación mexicana, ellos prohibieron la lectura de libros liberales, excomulgaron, denigraron, torturaron y humillaron a los Insurgentes. Ellos son los enemigos de Juárez, trajeron la intervención francesa, contribuyeron y culminaron la inmolación de Madero y hoy contribuyen a la guerra contra la patria, la libertad y la ley.  (Canudas Enrique, s/f).

En el artículo 3º de la constitución de 1917 establecía por primera vez el término de laicismo en las leyes que hasta la fecha rigen a la nación. Esa ley fue considerada por el clero como atea  en una carta enviada al congreso constituyente en Querétaro: “la educación laica es atea y atenta contra nuestra religión y creencias, lo que pretenden es descristianizar a México, solicitamos que se reforme el articulo 3º en el sentido de permitir la enseñanza de nuestra santa religión en todas las escuelas Amen”. (Canudas Enrique, s/f).

Parecía que otra guerra en contra de la constitución se preparaba al igual que la desatada en la de 1857. Por tal motivo Se quiso actuar diferente, Obregón y calles libraban la batalla en contra del clero que había apoyado a Huerta y hacían cumplir tanto el articulo 3º como el 33 en contra de sacerdotes extranjeros. Cabe señalar que el gobierno de Carranza era anticlerical, mas no antirreligioso, incluso el mismo estaba casado por la Iglesia y su madre era católica activa.

Sin embargo, el exilio de cientos de sacerdotes a Estados Unidos y el temor de que nuestro país se inclinara al socialismo,   haría que la iglesia buscara apoyo en dicho país, se alió con las compañías petroleras estadounidenses que explotaban el petróleo de México, la causa es simple, el articulo 27 de la constitución perjudicaba a compañías petroleras extranjeras y los artículos 3º y 33 al Clero. Con esta poderosa alianza, se proveía de armas a los rebeldes nuevamente. A lo que algunos diputados como Luis Cabrera declaraban:

Dos poderosas compañías petroleras, la Huasteca petroleum y El Águila manejadas por norteamericanos e Ingleses respectivamente, no habían dejado de prestar ayuda a los rebeldes, proporcionándoles armas con las que matan a los constitucionalistas… Ahora con el Clero unido las petroleras y al embajador norteamericano, solicitan la renuncia del presidente Venustiano Carranza. (Canudas Enrique, UNAM).

La protesta llevo la situación al borde de un conflicto internacional con Estados unidos. El embajador Fletcher pensaba que la única solución era la renuncia de Carranza. Fletcher, compañías petroleras y Clero no obtuvieron la renuncia, sino “el artero asesinato de Venustiano Carranza por parte de un esbirro (matón) de la Standard oil” (Canudas Enrique, UNAM). Tras este acto de cobardía, los que seguirían con la lucha serían Obregón y Calles, quienes tuvieron que utilizar medios más duros en contra del Clero, incluso fueron obligados a pactar con EU para evitar una nueva invasión. Obregón no tuvo la suficiente fuerza para hacer cumplir las reformas de la nueva constitución, sin embargo eso sería asunto de Plutarco Elías Calles una vez que obtuvo la presidencia en 1924.

En ese periodo la Iglesia había recobrado fuerza, las tensiones entre Iglesia y Estado se volvían a endurecer. Calles pretendía llevar  a la práctica  las disposiciones de la constitución de 1917 y crear un estado moderno, para o cual la Iglesia era un impedimento. La Iglesia por su parte no pretendía ceder a su poder, la guerra parecía inevitable. El detonante sería la declaración del Arzobispo de México:

Tras la declaración del Arzobispo de México, sobre la tesis oficial de la iglesia respecto a la constitución de 1917 (reformar los artículos que afectaban al clero), Calles resuelve cerrar conventos, escuelas católicas, expulsar religiosas y sacerdotes extranjeros así como al delegado apostólico monseñor Caruana y se promulga la ley Calles. (García Maribel. Tesis)

La reacción de la Iglesia sería el inicio del levantamiento armado conocido como Guerra Cristera. La iglesia ordenó suspender a partir de ese mismo día  en todos los templos del país el culto público que implicara la intervención de un sacerdote. Los fieles católicos agitados por la liga católica decidieron tomar las armas. La guerra sería una catástrofe que duraría de 1926 a 1929. La reelección de Obregón para relevar a Calles  se vería marcada por su muerte, el Católico José León Toral, el autor material. El presidente provisional no tendría más opción que pactar con la Iglesia.

Conclusiones.

Hemos visto a lo largo de éste trabajo que la Iglesia como institución esta bañada de sangre desde su aparición en los territorios invadidos por España en el siglo XVI hasta los levantamientos armados en contra de cualquier reforma constitucional que tocara sus privilegios. Actualmente México es un país católico casi en su totalidad, sin embargo cabe recordar que ese catolicismo no fue adquirido voluntariamente, fue impuesto por la fuerza bruta. Dicha costumbre de la Iglesia fue heredada,  y se ha intentado aplicar en muchas ocasiones.

El poder de la iglesia en México sigue vigente, y se ha opuesto a las reformas del Estado que afectan a sus intereses. En este trabajo estoy mencionando seis de los más importantes levantamientos armados en los cuales la Iglesia se ha involucrado, todos ellos por la defensa de sus intereses y privilegios del clero, no por la defensa de la libertad de culto, ya que esta nunca fue tocada en las reformas.

Independencia: Si la Nueva España se independizaba, se perdía el control por parte de la corona, pero también de la santa sede. La lucha armada incluía sacerdotes a favor de la independencia, como otros muchos en contra.

Primer intento de Reforma: Valentín Gómez Farias intentaría incluir las primeras reformas de la nación independiente, el control del patronato desencadenaría un levantamiento armado al grito de “religión y fueros” por parte del Clero.

Leyes de Reforma: La ley Juárez, Lerdo e Iglesias  y su establecimiento en la constitución de 1857, donde se disminuían los privilegios del clero dentaría una guerra contra clero y conservadores unidos. La guerra de reforma duraría tres años, y se llegaría al extremo de llamar a un monarca extranjero.

La Revolución Mexicana. El intento de poner en práctica las reformas de 1857 y el triunfo maderista provocaría la unión de la Iglesia con el usurpador Victoriano Huerta, quien asumiría el poder tras el asesinato de Madero y Pino Suárez.

La constitución de 1917. En este periodo, la iglesia lucharía en contra de los constitucionalistas pidiendo apoyo a los Estados unidos y aliándose con las empresas petroleras extranjeras para financiar a los rebeldes y echar abajo las reformas principalmente plasmadas en los artículos 3º , 33 y 27 constitucionales. La batalla culmina con el asesinato de Carranza.

Guerra Cristera. El intento de Plutarco Elías Calles por hacer cumplir la constitución, en donde se obligaba al clero a renunciar a sus privilegios, provocó que la Iglesia pronunciara una tesis en contra de la constitución de 1917 y llamara a los sacerdotes a no participar en ninguna ceremonia pública. Desencadenando el descontento de la gente por la falta de misas, bautizos, casamientos, etc. culminando en una guerra que duraría tres años, y con el asesinato de Obregón por otro católico llamado José de León Toral.

La formación del Estado mexicano ha sido difícil por la influencia de instituciones como la Iglesia, el laicismo es un proceso que aun no ha concluido, incluso se podría decir que ha retrocedido en la actualidad por las reformas de 1992 y la de 2011. Sin embargo, los actos mencionados en este trabajo deberían servir como paradigma para continuar con una lucha que ha costado muchas vidas solo por defender los privilegios de unos cuantos. La separación Estado- iglesia ya es casi un hacho, solo falta ponerlo en practica para buscar así el establecimiento de un Estado mexicano laico.







Bibliografía

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Galeana, Patricia. (s/f) Historia y laicismo en México. México: Facultad de Filosofía y letras UNAM.

García, Méndez, Maribel. (s/f). La Iglesia Católica en México. Universidad de las Américas Puebla, escuela de Ciencias Sociales. Departamento de Ciencias de la Comunicación. http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/

Savater, Fernando. (2004). Laicismo: cinco tesis. España: Publicación en el diario El País.

Canudas, Sandoval, Enrique. (s/f). El conflicto Estado- iglesia durante la Revolución Mexicana. México: Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM. www.juridicas.unam.mx

J Knowlton, Robert. La iglesia Mexicana y la reforma, respuestas y resultados.  El Colegio de México. http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/42VT72FDPUIGSBVCMH3P2XTQPLX3VL.pdf

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